Sermón

La primera Pascua

Tema

El amor y protección de Dios

Objetos

Un yo-yo

Escritura

Éxodo 12:1-14

Sermon para niños: La primera Pascua (Éxodo 12:1-14)

Estoy segura de que la mayoría de ustedes han jugado con un yo-yo. Un yo-yo es juguete simple, pero es muy divertido. Algunas personas pueden hacer que el yo-yo haga trucos increíbles, pero el movimiento principal de un yo-yo es ir arriba y abajo, arriba y abajo. Ese también podría ser un buen ejemplo para describir a algunas personas, incluso a ti y a mí. Todos tenemos nuestros "altibajos", ¿cierto? A veces estamos felices y a veces estamos tristes. Podemos esforzarnos mucho un día y ser perezosos al siguiente. Podemos ser honestos un día y deshonestos al siguiente. ¿Puedes pensar en otras formas en las que tenemos "altibajos"?

En nuestra lección bíblica vamos a ver cómo el Faraón, el rey de Egipto, también tuvo sus "altibajos" y veremos cómo Dios castigó al Faraón por sus malos caminos. Cuando pienses que la gente tiene "altos", levántate mientras hago subir el yo-yo. Si crees que están teniendo un "bajo", siéntate mientras hago que el yo-yo baje. 

Dios le habló a Moisés a través de una zarza ardiente y le dijo que buscara al Faraón y le dijera que liberara a su pueblo. Habían sido esclavos en Egipto durante muchos años. Así que Moisés y su hermano, Aarón, fueron a ver al Faraón y le pidieron que liberara al pueblo de Dios, pero el Faraón dijo: "No, no los dejaré ir". (Abajo)

Debido a que el faraón se negó a obedecer, Dios comenzó a enviar terribles plagas a Egipto. Una vez, Dios envió ranas por toda la tierra. Habían tantas ranas que el Faraón pensó que moriría. En otras ocasiones, Dios envió mosquitos, moscas y langostas. ¡El Faraón estaba realmente molesto! Bueno, el Faraón tuvo más altibajos que un yo-yo. Cuando Dios enviaba una de las plagas, el Faraón le decía a Moisés que si Dios hacía la plaga desaparecer, él dejaría ir al pueblo de Dios. Pero después de que Dios hacía desaparecer la plaga, el Faraón cambiaba de opinión y no dejaba ir a la gente. (Abajo) Como el Faraón era tan duro de corazón y se negó a dejar ir al pueblo de Dios, Dios continuó enviando plagas sobre Egipto... fueron unas diez en total. (Abajo)

La última plaga fue la peor de todas. Dios le dijo a Moisés que le dijera al Faraón que la última plaga sería tan terrible que le cambiaría el corazón y dejaría ir al pueblo. Cada hijo primogénito y cada animal macho primogénito moriría. ¡Qué tristeza! Siempre es triste ver lo que le pasa a la gente cuando se niega a obedecer a Dios. ¡Ya que el Faraón y la gente de Egipto se negaron a hacer lo que Dios les dijo que hicieran, sufrieron terriblemente! Eso puede ser difícil de entender, pero recordemos que Dios les había dado muchas oportunidades para hacer lo que les dijo que hicieran, pero se negaron. (Abajo)

Dios le dio a Moisés instrucciones sobre cómo su propio pueblo debía prepararse para la última plaga. Dios le  dijo que cada familia debía tomar un cordero de un año, uno que fuera perfecto en todos los sentidos, y preparar una comida. Debían tomar un poco de la sangre del cordero y untarla a los lados y arriba de las puertas de sus casas.

Dios le advirtió al pueblo que habría mucha muerte en la tierra. Dios le dijo a su pueblo, "La sangre servirá como una señal en las casas donde viven. Cuando vea la sangre pasaré sobre ustedes, no los tocará ningún daño cuando golpee la tierra de Egipto". (Arriba)

Después de que Dios enviara la décima plaga, el Faraón cambió de opinión y liberó a los hijos de Dios. (Arriba)

Dios se preocupa por nosotros de la misma forma en la que se preocupó por sus hijos en Egipto hace mucho tiempo. De hecho, Él hizo un camino para que nosotros también saliéramos de nuestros problemas. Al igual que el Faraón, tenemos nuestros altibajos, pero Jesús murió en la cruz por todas las cosas malas que hemos hecho. Si creemos en Él y le pedimos que entre en nuestros corazones, Él abre un camino para que vayamos al cielo.

Amado Dios, sabemos que algunas de las cosas que hacemos no te agradan. Estamos agradecidos por Jesús, ya que nos perdona nuestro pecado. En Jesús, tenemos perdón. En el nombre de Jesús, amén.