Sermón

Dando nuestro todo

Tema

Dándole a Dios nuestro todo

Objetos

Un plato de ofrendas y billetes y monedas de diferentes denominaciones.

Escritura

Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: "Les aseguro que esta viuda pobre ha echado en el tesoro más que todos los demás. Éstos dieron de lo que les sobraba; pero ella, de su pobreza, echó todo lo que tenía, todo su sustento." (Marcos 12:43-44 NVI)

Todas las semanas recogemos ofrendas en el servicio de adoración. Como saben, los ujieres caminan por los pasillos y pasan los platos de ofrenda por cada fila. Las personas echan sus ofrendas a Dios en el plato. Cuando han terminado de pasar los platos de ofrendas, algunos pueden verse como este que tengo aquí. Aquí tenemos un billete de veinte dólares uno de diez. Aquí hay uno de cinco y muchos de un dólar. En la parte de abajo se encuentran algunas monedas. Miren, alguien puso aún algunos centavos!

Quien creen ustedes que ha dado más? Fue la persona que puso el billete de veinte dólares? ¿El de diez? ¿El de cinco? Lo único de lo que estamos seguros es que no fue el que puso los centavitos, ¿no es así?

Jesús fue un día a la sinagoga. Se sentó al lado opuesto del lugar donde echaban las ofrendas y observó a las personas mientras ponían su dinero en la caja designada para ello, llamada tesoro. Muchos de las personas eran muy ricos y echaban grandes sumas de dinero. Una viuda pobre vino y echó dos monedas pequeñas de cobre, más o menos un centavo. Jesús llamó a los discípulos y les dijo: "Esta viuda pobre ha echado en el tesoro más que todos los demás. Ellos dieron de lo que les sobraba; pero ella echó todo lo que tenía."

Escuché una historia acerca de un niñito que fue a la iglesia un domingo en la mañana para protegerse del frío. Él había estado vendiendo periódicos, pero no había pasado ningún cliente. Entró a la iglesia y se sentó en el último banco esperando estar una hora allí sin que nadie lo notara. El predicador dio un sermón poderoso acerca e Jesús y su amor hacia nosotros. Al final del servicio recogieron la ofrenda.

Los ujieres pasaron de fila en fila hasta que finalmente uno llegó a donde se encontraba el niño de los periódicos. Se detuvo frente al niñito y estiró el plato de las ofrendas. El niño miró detenidamente el plato, y después de una larga pausa, le pidió al ujier que pusiera el plato en el piso. Entonces el niño hizo algo no esperado. Puso un pie en el plato de ofrenda y luego el otro. Levantó su cabeza despacito y se vio que sus ojos derramaban lágrimas. Le dijo al ujier: "Señor, no tengo dinero, no he vendido ningún periódico en el día de hoy, pero si Jesús hizo todo lo que el predicador dijo que hizo por mi, felizmente le entregó mi vida a Él."

No sé si esa historia es verídica, pero se que Dios desea que le entreguemos todo a Él: nuestras manos, nuestros pies, nuestros corazones, nuestras voces, nuestra plata y nuestro oro. Recuerdan todos esos centavos en el plato de ofrenda? Quizás fueron el mejor regalo después de todo.

Amado Padre, como la viuda, deseamos darte todo lo que tenemos pues todo proviene de ti. Amen.