Sermón

Esperanza para los desperanzados

Tema

Cuando no tengas a donde ir, ve a Jesús.

Objetos

Una botella de calamina

Escritura

Vino a Él un leproso, rogándole; e hincada la rodilla, le dijo: "Si quieres, puedes limpiarme". Y Jesús, teniendo misericordia de él, extendió la mano y le tocó, y le dijo: "Quiero, sé limpio". Y así que él hubo hablado, al instante la lepra se fue de aquél, y quedó limpio. Marcos 1:40-42

¿Saben qué es ésto? Es una botella de una medicina llamada calamina. Esta loción es una medicina que se usa para calmar el picor en la piel. ¿Te ha dado varicelas? La varicela comienza como un catarro, te sientes mal, tienes mucosidad y te puede dar fiebre. Pero, de pronto, te salen unas manchitas rojas por todo tu cuerpo. Te comienzan a picar y deseas rascarte, pero no puedes hacerlo, porque eso lo pone peor. Es una situación muy incómada para uno, pero no es desesperanzadora. El ponerte la loción de calamina hace que la piel no te pique tanto. En pocos días, las ronchitas se te van, el picor cesa y la vida vuelve a la normalidad.

Durante el tiempo en que Jesús vivió en el tierra, había una enfermedad terrible que se llamaba lepra. Cuando una persona tenía lepra, su cuerpo estaba lleno de ronchas por todo el cuerpo. A diferencia de las varicelas, las ronchas de la lepra no desaparecían. Cuando se contraía lepra, no había esperanza, pues no existía una cura para esa enfermedad. Para hacer la situación peor, otras personas consideraban a los leprosos como impuros y muchas personas creían que la enfermedad se contraía por haber pecado terriblemente.

Un día un hombre que tenía lepra vino a Jesús. El hombre se arrodilló frente a Jesús y dijo: "Si quieres, puedes limpiarme". Jesús miró al hombre y sintió amor y compasión por él. Jesús estiró su mano hacia el hombre y lo tocó mientras decía: "Quiero, sé limpio". De inmediato, la lepra se le quitó al hombre y se curó.

A veces nos encontramos en una situación en la cual nos sentimos incómodos, como cuando tenemos varicelas. Pero puede ser que lleguemos a tener alguna situación más desesperante en alguna otra ocasión. Cuando eso ocurra, ¿a dónde o a quién iremos? ¿Cómo encontraremos esperanza cuando no aparenta haber ninguna? Podemos ir a donde Jesús. Nuestra única esperanza es Jesús.

Amado Padre, enviaste a tu Hijo para dar esperanza a los desesperanzados. Cuando nos encontramos en una situación en la cual no tenemos esperanza alguna, pondremos nuestra esperanza y confianza en Él. En el nombre de Jesús oramos. Amén.