Sermón

Viendo claramente

Tema

En el camino de Emmaus.

Objetos

Un par de espejuelos

Escritura

Luego, estando con ellos a la mesa, tomó el pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio. Entonces se les abrieron los ojos y lo reconocieron, pero él desapareció. (Lucas 24:30-31 – NVI).

Veo que hay algunos de ustedes que usan espejuelos. (Si usted usa espejuelos, también puede indicárselo a los niños). Una vez había un niñito llamado Emmet que no podía ver bien. Lo curioso era que él no lo sabía. De hecho, nadie lo sabía, ni su mamá, ni su papá, ni los abuelos, ni aún sus amigos más cercanos sabían que Emmet no podía ver bien.

Emmet pensaba que todas las cosas tenían unos bordes no definidos porque así era que las cosas le parecían a él. Pensó que todos los otros niños veían las cosas como él las veía. Al ir creciendo su mamá comenzó a preguntarse por qué Emmet se acercaba tanto a la televisión. Su abuelo notaba que cuando Emmet estaba viendo un libro, lo mantenía cerca de su cara. Cuando Emmet comenzó la escuela, se quejaba a la maestra de no podía ver las palabras en la pizarra claramente. Finalmente, todos comenzaron a darse cuenta de que Emmet necesitaba espejuelos.

Los padres de Emmet lo llevaron a un especialista de la vista y el doctor les dijo: "Emmet necesita espejuelos." A los pocos días Emmet tenía un par de espejuelos nuevos. Al principio, Emmet tenía miedo que los otros niños se burlaran de él porque tenía que usar espejuelos, pero cuando se puso los espejuelos, todas sus preocupaciones se esfumaron. ¡Wow! El mundo se veía tan diferente ahora. De momento Emmet descubrió que todo lo que había en el mundo no tenía bordes indefinidos. Se percató de que los árboles tenían hojas. Pudo leer un libro sin tener que ponerlo tan cerca de su cara. Pudo ver la cara de su mamá bien claramente y definida, aún cuando estaba lejos de ella. ¡Era tremendo!

Puede ser que no tengas problema con tu visión, pero todos nosotros en ocasiones tenemos dificultad de ver y entender las cosas.

La historia bíblica de hoy ocurre tres días después de que Jesús fuera crucificado y nos demuestra cómo alguno de los discípulos de Jesús tenían problema entendiendo lo que habían visto.

Cuando Jesús murió, sus seguidores pensaron que se había ido para siempre. No sabían qué hacer. Ellos no podían ver las cosas claramente porque estaban confundidos y preocupados. Dos de los amigos de Jesús estaban caminando hacia su hogar en el pueblo de Emmaus cuando otro viajero se les unió en el camino. No reconocieron quién era, pero comenzaron a hablarle y contarle lo que le había sucedido a Jesús y le dijeron lo tristes que se sentían. Cuando era la tarde, llegaron a su hogar e invitaron al extraño a quedarse con ellos y a cenar. Se sentaron a comer y cuando el viajero partió el pan y lo bendijo, algo ocurrió. Era como si de pronte ellos se hubiesen puestos los espejuelos de Emmet. De momento vieron claramente lo que no habían visto antes a pesar de estar mirándolo la mayor parte del día. Se dieron cuenta que el extraño que se les había unido en el camino era realmente Jesús, vivo y bien. Después que Jesús les dejó, ellos corrieron a Jerusalén a contárselo a los otros discípulos.

Algunas veces nos sentimos confundidos y no vemos las cosas claramente. Cuando eso ocurre, necesitamos ayuda para entender nuestras vidas con mayor claridad. Jesús está con nosotros para ayudarnos a hacerlo. Él nos ayuda a entender que Dios nos ama y que no hay nada que temer.

Padre, estamos agradecidos de que al ir por el camino de nuestra vida, Jesús está caminando con nosotros y que nos ayuda a ver y entender las cosas que nos ocurren. Amén.