Sermón
La vid y las ramas
Tema
Jesús es la vid y nosotros somos las ramas
Objetos
Un dibujo de una viña y una rama muerta.
Escritura
"Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto; separados de mí no pueden ustedes hacer nada." (Juan 15:5 - NVI).
Actividades + recursos
¿Se han dado cuenta de que cuando Jesús estaba enseñando, frecuentemente contaba historias para que sus seguidores entendieran lo que deseaba que ellos aprendieran? Bueno, eso era lo que él hacía, y nuestra lección bíblica de hoy es una de esas historias. Si Jesús hubiese titulado esta historia, podría haberla llamado "La vid y las ramas." Esta historia trata sobre vides. Él escogió hablar sobre las vides pues en el lugar donde Jesús vivía habían muchas vides y los seguidores de Jesús sabían mucho acerca de las vides.
No sé si alguna vez has visto una vid, pero hay dos partes para la vid. Está la vid y las ramas que salen de la vid. Las uvas crecen en las ramas. Esto es más o menos como cualquier otro árbol de fruta que puedas haber visto. Tienen un tronco y ramas con frutas creciendo en las ramas. La única manera en que una rama puede dar fruto es si se mantiene conectada al tronco.
Encontré esta rama en el piso. ¡Mírenla! No tiene hojas ni está viva. Si viene de un árbol que normalmente lleva fruto, esta rama no logrará tener frutos. Eso es lo que Jesús deseaba que sus seguidores entendieran al él contar esta historia de la vid. Él deseaba que entendieran cuán importante era para ellos el mantenerse conectado a Él. Les dijo: "Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto; separados de mí no pueden ustedes hacer nada."
Jesús desea que tú y yo produzcamos frutos en nuestra vida. Él desea que seamos bondadosos, generosos y amorosos. ¿Podremos hacer eso por nosotros mismos? De ninguna manera. Tal como las ramas tienen que estar conectadas a la vid antes de que puedan producir fruto, tú y yo necesitamos estar conectados a Jesús para producir el buen fruto que Dios espera de nosotros. Si nos mantenemos conectados a Jesús, creceremos. Nuestra vida producirá hojas bellas y frutos deliciosos. Pero si nos separamos de Jesús, nuestras hojas se marchitarán y caerán y nunca daremos buenos frutos.
Oremos y pidámosle a Dios que nos ayude a mantenernos fieles siguiendo a Jesús y sus enseñanzas.
Padre celestial, te pedimos que nos ayudes a ser fieles seguidores de Jesús y que nos permitas producir muchos frutos en nuestra vida. En el nombre de Jesús oramos. Amén.