Antes de la clase, envuelva las dos cajas de regalo: una con papel marrón y la otra con papel de regalo navideño. Si usted lo desea, puede colocarle un lazo al regalo navideño. 

Aquí tengo dos regalos: uno envuelto con papel marrón y otro con un hermoso papel de regalo navideño. Si te dejara elegir, ¿qué regalo escogerías? (Dele tiempo a los niños para que respondan).

Vamos a pasar este paquete y, cuando te llegue, vas a compartir una de las cosas que te encantan que te regalen. (Deje que cada niño participe. De un límite de tiempo de cinco segundos para agilizar la dinámica).

En la mañana de Navidad, puede que nos despertemos y encontremos paquetes de colores brillantes decorados con cintas y lazos hermosos. Si la mañana de Navidad encontraras un paquete para ti envuelto en un simple papel marrón y atado con una cuerda, ¿cuál sería tu reacción? (Haga una pausa). Puede que no nos sintamos emocionados por abrir este regalo.

Quizá por eso mucha gente se ha perdido el regalo de Dios que celebramos en Navidad. El regalo de Dios Jesús, su único Hijo, no vino envuelto en un gran envoltorio. La madre de Jesús era una joven virgen... Su padre terrenal era un pobre carpintero... Jesús nació en un establo. Este envoltorio no suena tan bonito, ¿cierto? (Haga una pausa).

A pesar del envoltorio, Jesús es el mayor regalo que el mundo ha conocido. Nos regaló la salvación y la vida eterna con Dios.

La Biblia nos dice que cuando María se enteró de que había sido elegida para entregar el regalo de Dios al mundo, su corazón se llenó de alegría. Se apresuró a ir a casa de Elisabet para compartir la buena noticia. Elisabet también estaba embarazada, y cuando escuchó la noticia, la Biblia dice que el bebé que llevaba "brincó" dentro de ella. Entonces, ella exclamó en voz alta: "¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el hijo que darás a luz! Eres dichosa porque has creído que el Señor haría lo que había dicho".

A través de Jesús, Dios nos envió el regalo de Su amor, pero algunas personas están tan ocupadas desenvolviendo los paquetes bellamente envueltos que ofrece este mundo que se han perdido el mayor regalo de todos.

Amado Padre, te damos gracias por amarnos tanto que enviaste a tu único Hijo para que fuera nuestro Salvador. En el nombre de Jesús, amén.