Sermón

Atrapados por nuestra propia avaricia

Tema

La parábola del rico insensato

Objetos

Ninguno es necesario.

Escritura

"Le dijo uno de la multitud: ‘Maestro, di a mi hermano que parta conmigo la herencia.’ Mas él le dijo: ‘Hombre, ¿quién me ha puesto sobre vosotros como juez o partidor?’ Y les dijo: 'Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.'" Lucas 12:13-15

¿Hay alguno de ustedes que desee aprender cómo capturar a un mono? Bueno, puedo contarte una historia de cómo capturan a los monos en algunos lugares del mundo. Primero, cogen una calabaza, le hacen un hueco pequeño y le ponen arroz dentro. Finalmente, amarran las calabazas y esperan a que llegue el mono.

Los monos son tan avaros que son engañados todo el tiempo con este truco. El mono mete su mano dentro de la calabaza para coger el arroz, toma un puñado de arroz, pero luego no puede sacar su mano por el hueco de la calabaza. Su puño cerrado no cabe por el hueco pequeño.

El mono es tan glotón que no suelta su puñado de arroz. Sencillamente espera manteniendo el puñado de arroz dentro de la calabaza hasta que los hombres vienen y lo capturan.

Bueno, creo que entiendes la moraleja de esta historia: No seas avaro y egoísta o terminarás siendo un “mono”.

En nuestra lección bíblica de hoy, un hombre vino a Jesús y dijo: “Por favor, dile a mi hermano que divida conmigo la herencia que nos dejó nuestro padre.”

Jesús le respondió: “Amigo, ¿quién me hizo juez para decidir cosas como esa? Entonces le dijo: “¡Cuidado! Aléjense de toda clase de avaricia. La vida no se mide por las cosas que posees.”

Entonces le contó una historia: “Un hombre rico poseía una tierra fértil que producía buenas cosechas. Se dijo: ‘¿Qué debo hacer? No tengo suficiente espacio en mi granero para almacenar todo mi grano y mis bienes y decirme: “Descansa, come, bebe y goza de la vida”.

“Pero Dios le dijo: ‘¡Necio! Morirás esta misma noche. ¿Y quién se quedará con lo que has acumulado?'"

“Así le sucede al que acumula riquezas para sí mismo, en vez de ser rico delante de Dios.”

Escucha lo que la Palabra de Dios dice. No dejes que la avaricia y la codicia te conviertan en un “mono”.

Amado Padre, ayúdanos a sentirnos satisfechos con todo lo que generosamente nos has dado y a vigilar nuestros deseos avaros y codiciosos. En el nombre de Jesús oramos. Amén.