Sermón
Un vecino es un vecino
Tema
Parábola del Buen Samaritano
Objetos
"Horton escucha a quien" ("Horton Hears a Who!") por Dr. Seuss
Escritura
La parábola del buen samaritano - Lucas 10:25-37
Actividades + recursos
¿Te gusta leer? Soy un gran fanático del Dr. Seuss. Me encantan sus libros. De todos los personajes maravillosos creados por el Dr. Seuss mi favorito es Horton el elefante. Horton es un personaje dulce y compasivo. Creo que todos podríamos aprender mucho de Horton.
El libro que tengo hoy se llama "Horton escucha a quien" Al comienzo del cuento, Horton está chapoteando en una charca fresca de la selva cuando escucha una vocesita pidiendo ayuda. Miró a su alrededor, pero no vió a nadie. Todo lo que vió fue una mota de polvo muy pequeña flotando en el aire. Horton se dió cuenta de que alguien en esa motita de polvo estaba pidiendo ayuda. En realidad había un pueblo completo en esa motita. Estaban pidiendo ayuda pues temían que la motita de polvo cayera en la charca. A pesar de que las personas eran tan pequeñas que él no podía verlas, Horton decidió que iba a ayudarlas. "Después de todo", dijo, "una persona es una persona, no importa lo pequeña que sea."
Todos los demás animales de la selva pensaron que Horton estaba loco. Primeramente, un canguro, y después unos monos, y finalmente una águila se burlaron de Horton por desear ayudar a las personas en la motita de polvo. ¡Hasta trataron de enjaular a Horton!
A pesar de que ninguno de los otros animales deseó ayudarlo, Horton no se dió por vencido. Se mantuvo fiel a la tarea de rescatar a las pequeñas personas que necesitaban su ayuda. Debido a su fidelidad, las personas pequeñas fueron salvadas y finalmente los otros animales se dieron cuenta de que, como decía Horton, "una persona es una persona, no importa lo pequeña que sea."
La historia de Horton me recuerda un poco la historia bíblica de hoy. Un día, un abogado le preguntó a Jesús qué tenía que hacer para obtener la vida eterna. Cuando Jesús le preguntó qué decía la Biblia, el abogado le respondió: "Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente, y: ama a tu prójimo como a tí mismo.' Jesús le dijo: "Bien contestado. Haz eso y vivirás." Pero el abogado queriéndose justificar, le preguntó a Jesús: "¿Y quién es mi prójimo?"
Para contestar esta pregunta Jesús le dijo una historia de un hombre que viajando de Jerusalén a Jericó fué atacado por unos ladrones. Le quitaron la ropa, lo golpearon y se fueron, dejándolo medio muerto.
Un sacerdote que pasó por allí vió al hombre, cruzó al otro lado de la carretera y continuó su camino.
Un rato más tarde, un levita que trabajaba en el templo llegó hasta donde estaba el hombre, lo miró y siguió su camino.
Finalmente , un hombre de Samaria llegó al lugar, y cuando vió al hombre y se paró a ayudarlo. Le puso medicina en sus heridas y las vendó. Pero no sólo eso, sino que lo llevó a una hostelería y cuidó de él. Al día siguiente sacó dos monedas de plata y se las dió al dueño del alojamiento y le dijo: "Dale lo que necesite. Si cuesta más de lo que te he dado, te lo pagaré cuando regrese."
Entonces Jesús le preguntó: ¿Cuál de estos tres piensas que demostró ser el prójimo (vecino) del que cayó en manos de los ladrones?
El que se compadeció de él", contestó el abogado. "Anda entonces y haz tú lo mismo", contestó Jesús.
Jesús nos ha dicho que amemos a nuestros vecinos. Si tienes dificultad en saber quién es tu vecino, recuerda el cuento de "Horton escucha a quien" y de la historia del Buen samaritano y entonces sabrás que todas las personas son tu vecino y que "un vecino es un vecino, no importa lo pequeño que sea."
Querido Padre, ayúdanos a amarte con todo nuestro corazón y a amar a nuestro vecino como nos amamos a nosotros mismos. Amén.
Trabajo citado: Geisel, Theodore Seuss. Horton escucha a quien. Lectorum Publications (April 2003).