Sermón

Niega tu “selfie”

Tema

Niégate a ti mismo y dile sí a Jesús.

Objetos

Una bolsa con canicas; hilo

Escritura

Marcos 8:31-38

Sermon para niños: Niega tu “selfie” (Marcos 8:31-38)

¿Alguna vez han oído hablar del juego de las canicas? Déjame enseñarte cómo se juega. Haga una demostración mientras le explica el juego a los niños. Primero, dibujas un gran anillo en la tierra. Dibuje un círculo en el suelo con el pie. Luego, explíqueles que usará un trozo de hilo para mostrarle a los niños, y coloque el hilo en forma circular. A continuación, cada jugador pone unas cuántas canicas suyas dentro del círculo. Elija a un niño para que le ayude a hacer la demostración. Coloque tres canicas de un color y pídale al niño que ponga tres de otro color en el círculo donde quiera. A continuación, los jugadores se turnarán para lanzar una canica y tratar de sacar las otras canicas del círculo. Lance una canica hacia las canicas del niño para intentar eliminarla. Cuando un tirador saca una canica del círculo, la recoge y se la quedará en el bolsillo. Si su canica queda dentro del círculo, podrá seguir tirando. Si no, será el turno del siguiente jugador. Demuestre brevemente los fundamentos del juego. Cuando todas las canicas hayan salido del círculo, se cuentan y el que tenga más canicas es el ganador. Recoja todas las canicas. 

Antes de comenzar una partida de canicas, uno de los jugadores suele preguntarle a los demás: "¿Jugamos por diversión o para ganar?". Si solo juegas por diversión, cuando el juego termina, el ganador devuelve las canicas. Pero si juegas para ganar, el ganador se queda con todas las canicas que ha ganado.

Algunas personas viven su vida como un juego de canicas, tratando siempre de tener la mayor cantidad de "canicas". Piensan que el que tiene la casa más grande, el coche más lujoso y más dinero en el banco es el ganador. Creen que juegan "por dinero", pero, ¿cuánto se llevan cuando sus vidas se acaban? Nada. 

Jesús dijo que si queremos ser verdaderos ganadores debemos estar dispuestos a dejarlo todo y seguirle. Puede que no vivamos en una gran casa o que no conduzcamos un auto de lujo, pero cuando seguimos a Jesús tenemos algo mucho mejor: los tesoros del cielo. En el cielo caminaremos por calles de oro y viviremos para siempre con Jesús. 

Amado Dios, ayúdanos a darnos cuenta de que la única vida que perdura para siempre es aquella que vivimos para TI. En el nombre de Jesús, amén.