Sermón

Experiencias en la cima de la montaña

Tema

Encontrarte con Jesús en la cima de la montaña no es un punto de llegada, es un punto de partida.

Objetos

Una linterna

Escritura

Lucas 9:28-36, (37-43a)

¿Alguna vez has tenido un día tan maravilloso que te hubiera gustado que durara para siempre? (Haga una pausa para que respondan. Invite a los niños a compartir sobre algún día especial). ¿Sabías que los discípulos de Jesús también tuvieron días así? Nuestra lección bíblica de hoy trata de uno de esos días.

Un día, Jesús llevó a Pedro, Santiago y Juan con Él a una montaña para orar. Mientras Jesús oraba, ocurrió algo muy extraño. (Sostenga la linterna bajo su barbilla). La Biblia dice que el aspecto de su rostro empezó a cambiar y que su ropa se volvió tan brillante como un relámpago. Entonces, Moisés y Elías aparecieron al lado de Jesús, dos hombres que habían ido al cielo hacía mucho, mucho tiempo. Estaban hablando con Jesús sobre cómo iba a morir.

Cuando Pedro vio esto, no podía creer lo que veían sus ojos. ¿Cómo podían estar aquí Moisés y Elías, de pie y hablando con Jesús? Todo aquello era demasiado increíble. Pedro le dijo a Jesús que pensaba que debían quedarse allí arriba, en la montaña, y construir tres tiendas: una para Jesús, otra para Moisés y otra para Elías.

Pedro no comprendía que esta maravillosa experiencia en la montaña no duraría mucho. No era un lugar para detenerse y acampar, sino un punto de partida para lo que sería el mayor regalo de Dios: el regalo de la salvación. Tras este momento en la montaña, Jesús murió en una cruz, fue enterrado y resucitó de la tumba para que tú y yo pudiéramos tener vida eterna en el cielo. Si se hubieran quedado en aquella montaña, se habrían perdido todo lo que estaba por venir.

Cuando seguimos a Jesús, tú y yo tendremos muchas experiencias. Hay una canción que dice: "Cada día con Jesús es más dulce que el anterior". ¡Cuánta verdad hay en esa letra! Cuando tenemos una gran "experiencia en la cima de la montaña", como la de Pedro en la lección de hoy, puede que deseemos que nunca termine. Pero recuerda, cuando seguimos a Jesús y lo aceptamos como nuestro Señor y Salvador, ¡lo mejor está por llegar!

Padre Celestial, te damos las gracias por todas las maravillosas experiencias que nos permites disfrutar al caminar cada día con Jesús. Ayúdanos a seguirle dondequiera que nos guíe. En el nombre de Jesús, amén.