Sermón
¡Arriba, arriba y a lo lejos!
Tema
La Ascención de Cristo
Objetos
Globos de helio con una cuerda - uno por niño
Escritura
Hechos 1:1-11
Actividades + recursos
Sermon para niños: ¡Arriba, arriba y a lo lejos! - La ascensión (Hechos 1:1-11)
Déle a cada niño un globo de helio, atando el cordón a su muñeca. Rételos a que sostengan el globo en su regazo hasta que reciban la señal "arriba, arriba y a lo lejos". Recuérdeles la importancia de sujetar con fuerza el globo y escuchar su señal para soltarlo.
Estoy seguro de que saben que cuando un globo se llena de helio, flotará en el aire. Y también es bastante agradable cuando flota lejos de ti. Es divertido pararse y ver cómo el globo flota cada vez más alto en el cielo hasta que desaparece totalmente. La única manera de experimentar eso es estar dispuesto a dejarlo ir.
En la lección bíblica de hoy en el libro de Hechos, aprenderemos que cuando Jesús estaba listo para regresar al cielo, apartó y les explicó a sus discípulos para asegurarse de que entendieran todo lo que le había sucedido. Explicó por qué era importante que fuera crucificado y que resucitara de entre los muertos para cumplir lo que las Escrituras decían de él. También les dijo que iba a volver a su Padre en el cielo y que el Espíritu Santo vendría a estar con ellos.
Al principio, los discípulos estaban tristes de que Jesús los dejara, pero luego la Biblia nos dice que Jesús abrió sus mentes para que lo entendieran. Entonces, sucedió algo asombroso. La Biblia nos dice que Jesús levantó sus manos y bendijo a sus discípulos. Mientras los bendecía, se levantó y fue llevado al cielo "arriba, arriba y a lo lejos".
(Recuérdale a los niños que suelten su globo).
No sé cómo habrá sido este momento, pero en mi imaginación puedo ver a los discípulos de pie y mirando como Jesús ascendía más y más alto hasta que desapareció de su vista. ¿Estaban tristes los discípulos? ¡Jamás! La Biblia nos dice que cuando Jesús subió al cielo, los discípulos le adoraron y volvieron a Jerusalén con gran alegría. Permanecieron continuamente en el templo, alabando a Dios.
Amado Dios, gracias por enviar a Jesús, tu único hijo, a morir por nuestro pecado. Sabemos que ha resucitado de entre los muertos y ha regresado al cielo. Bendícenos hoy mientras lo adoramos con gran alegría. En el nombre de Jesús, amén.