Sermón
El fariseo y el recaudador de impuestos
Tema
Necesitamos a Dios
Objetos
Biblia; bloques para construir una torre.
Escritura
Lucas 18:9-14
Actividades + recursos
Sermon para niños: El fariseo y el recaudador de impuestos (Lucas 18:9-14)
Todos los niños han jugado en algún momento de su vida con bloques de construcción. Todavía recuerdo lo mucho que me divertía construyendo diferentes cosas con estos bloques cuando era niño(a). Una cosa que recuerdo muy bien es que me gustaba competir con otro niño para ver quién era capaz de construir la torre más alta. El que conseguía apilar más bloques sin que su torre se cayera era el ganador. ¿Alguna vez has jugado a ese juego?
Estaba pensando que sería divertido jugar al juego de la torre esta mañana. Vamos a jugar de la siguiente manera. Por cada cosa buena que hayamos hecho, añadiré un bloque. Vamos a ver si puedo construir este bloque lo suficientemente alto como para llegar al cielo. Veamos, ¿por dónde empiezo? (Anime a los niños a que digan cosas buenas. Añada bloques hasta que la torre se caiga).
¡Se cayó la torre! Bueno, mi torre se hizo demasiado alta, ¿cierto?
Jesús les enseñó a sus discípulos que cuando las personas se creen demasiado buenas para no necesitar a Dios, ¡caerán como esta torre!
Tome dos bloques y utilícelos para contar la historia. Un bloque será el fariseo y otro el recaudador de impuestos. Sostenga el bloque correspondiente mientras habla.
Jesús habló de dos hombres que fueron al templo. El templo es como una iglesia. Uno de los hombres presumía de todas las grandes cosas que hacía y daba gracias a Dios porque él no era como los demás pecadores del templo.
El otro hombre, en lugar de presumir de lo genial que era, humildemente le pidió a Dios que lo perdonara por todas las veces que no había sido la clase de persona que Dios quería que fuera.
Este hombre sabía que nunca podría hacer suficientes cosas buenas para ser tan genial como Dios. Este hombre sabía que necesitaba a Dios.
A Jesús no le impresionó lo más mínimo toda la arrogancia del primer hombre. Al fin y al cabo, cuando comparamos nuestra bondad con la de Jesús, no es suficiente, ¿verdad?
Dios, por favor ayúdanos a recordar que cuando construimos nuestras vidas sobre nuestra propia bondad, nuestro edificio se caerá. En cambio, no permitas que olvidemos que te necesitamos porque eres muy bueno. En el nombre de Jesús, amén.