Sermón

Sansón, el hombre fuerte de Dios

Tema

Dios nos da fuerzas para hacer el bien. La historia de Sansón.

Objetos

un par de mancuernas, vídeo trivia de Sansón: Jueces 13-16, dispositivo para reproducir el video

Escritura

«La mujer dio a luz un niño y lo llamó Sansón. El niño creció y el Señor lo bendijo». Jueces 13:24

La gente suele utilizar pesas como estas para desarrollar su fuerza. ¿No sería estupendo poder ser una de las personas más fuertes de la Tierra sin tener que hacer ejercicio con pesas? Pues bien, nuestra historia bíblica de hoy nos habla de un hombre que tenía mucha fuerza, pero esa fuerza no era producto de nada que él hiciera, ¡era un don de Dios! Probablemente hayas oído hablar de ese hombre. Se llamaba Sansón.

Hace mucho tiempo, en la tierra de Israel, había un hombre llamado Manoa. Él y su esposa no tenían hijos. Un día, un ángel del Señor se apareció a la mujer y le dijo: «Aunque no has podido tener hijos, pronto darás a luz a un hijo y su cabello no debe cortarse nunca, pues estará dedicado a Dios como nazireo desde el momento de su nacimiento hasta el día de su muerte». Cuando nació su hijo, lo llamó Sansón y el Señor lo bendijo a medida que crecía. Llegó a ser uno de los hombres más fuertes del mundo.

Hechos relevantes de la vida de Sansón

Una vez lo atacó un león. Podrías pensar que ese fue su fin, pero se llenó del poder de Dios y mató al león con sus propias manos.

Después de que su suegro entregara a su mujer para que fuera esposa de otro hombre, Sansón atrapó a trescientas zorras, les ató las colas y colocó entre ellas una antorcha encendida. Luego soltó las zorras en los campos de cereales de los filisteos y destruyó sus cosechas.

Los filisteos quisieron vengarse de Sansón por haber destruido sus cosechas. Entonces atacaron la ciudad de Lehi en busca de Sansón. Un ejército de hombres israelitas fue en busca de Sansón y cuando lo encontraron, lo ataron y se lo llevaron a los filisteos. Cuando lo vieron llegar, los filisteos corrieron hacia Sansón blandiendo sus espadas en el aire.

De repente, el poder de Dios descendió sobre Sansón y rompió las cuerdas como si fueran hilos. Había una quijada de asno tirada en el suelo. Sansón cogió la quijada y mató a mil filisteos.

La caída de Sansón

¿Recuerdas lo que el ángel del Señor dijo a la madre de Sansón? (Dé tiempo para que los niños respondan). ¡Correcto! «¡El cabello de tu hijo no debe cortarse nunca!». Ese era el secreto de la fuerza de Sansón.

Aunque Sansón fue bendecido con una gran fuerza, también tenía una debilidad por las mujeres. Y no siempre se trataba de mujeres que agradaran a Dios. Sansón se enamoró de una mujer llamada Dalila. Los cinco jefes de la nación filistea se reunieron y crearon un plan para ir a ver a Dalila y convencerla de que descubriera el secreto de la fuerza de Sansón y les dijera cuál era. Cada uno de ellos le prometió mil monedas de plata si lo hacía.

Entonces Dalila dijo a Sansón: «Dime, por favor, ¿qué te hace tan fuerte?». Sansón le contó a Dalila el secreto de su fuerza, pero no el VERDADERO secreto. Cada noche, Dalila intentaba que Sansón le contara la razón de su fuerza, pero Sansón siempre la engañaba.

Dalila hizo un berrinche y dijo a Sansón: «¿Cómo puedes decirme que me amas cuando no quieres compartir tus secretos conmigo? Ya te has burlado de mí tres veces, ¡y todavía no me has dicho qué es lo que te hace tan fuerte!».

Finalmente, en un momento de debilidad, Sansón le contó a Dalila el verdadero secreto de su fuerza. Dalila les contó el secreto a los gobernantes filisteos y estos vinieron y le cortaron el pelo a Sansón mientras dormía. Entonces pudieron capturar a Sansón porque su poder lo había abandonado.

Los reyes filisteos lo agarraron e hicieron algo terrible. Le sacaron los ojos, lo ataron con cadenas y arrastraron. Le pusieron a trabajar haciendo girar una gran rueda de piedra. Día tras día, Sansón hizo girar la pesada rueda.

Pero entonces empezó a crecerle el cabello.

Un día, los jefes filisteos estaban celebrando una gran fiesta por la victoria, cuando decidieron traer a Sansón para burlarse de él. Hicieron que se pusiera de pie junto a las enormes columnas del templo donde estaban celebrando. Nadie se dio cuenta de que a Sansón le había vuelto a crecer el cabello. Mientras se reían y se burlaban de él y de su Dios, Sansón oraba en voz baja: «Señor, acuérdate de mí. Por favor, Dios, fortaléceme solo una vez más, y permíteme que de un solo golpe me vengue de los filisteos por mis dos ojos».

Sansón dijo: «¡Déjame morir con los filisteos!». Entonces empujó con todas sus fuerzas y cayó el templo sobre los gobernantes y toda la gente que había en él. Dios le dio fuerzas para matar a más enemigos cuando murió que mientras vivió.

ORE: Padre Celestial, toda buena dádiva viene de ti. Nuestra oración es que siempre utilicemos tus dones para hacer el bien. En el nombre de Jesús oramos, amén.