Sermón
Encaminado a una caída
Tema
El que se exalte, será humillado.
Objetos
Algunos bloquecitos.
Escritura
"Les digo que éste, y no aquél, volvió a su casa justificado ante Dios. Pues todo el que a sí mismo se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido" (Lucas 18:14 - NVI).
Actividades + recursos
En algún momento de su vida, todo niño ha jugado con bloquecitos. Todavía recuerdo lo mucho que me divertía construyendo diferentes cosas con esos bloquecitos. Una cosa que recuerdo muy bien es que junto a otro niño hacía competencia de que podía construir la torre más alta. El que pudiera poner más bloques uno encima de otro sin que se cayera la torre, ganaba. ¿Jugaste alguna vez ese juego? Creí que sería buena idea el jugarlo en esta mañana. Jugaremos de esta manera: Por cada cosa buena que pueda decir sobre mí, pondré un bloque sobre el anterior. Comencemos.
Voy a la iglesia todos los domingos
Leo la Biblia todos los días
Ofrendo semanalmente en la Escuela Dominical
Soy bondadoso con otros
Oro antes de acostarme
Obedezco a mis padres
Hago mi cama y mantengo mi cuarto limpio
Comparto mis juguetes con mis amigos
Abro y mantengo la puerta abierta mientras otras personas pasan
No hablo de mis amigos a sus espaldas
(Siga hasta que la torre se caiga).
¡Pum! Bueno, mi torre llegó a ser demasiado alta, ¿no?
Jesús le enseñó a sus discípulos que cuando las personas alardeaban o se jactaban de las grandes cosas que hacían, estaban encaminándose a una caída. El les contó acerca de dos hombres que fueron al templo. Uno se vanagloriaba de las grandes cosas que hacía y le daba gracias a Dios que no era como uno de las otros pecadores que estaban en el templo. El otro hombre, en vez de alardear de lo grande que era, humildemente le pedía a Dios que lo perdonara por todas las veces que le había fallado al no ser la clase de persona que Dios deseaba que fuera.
Jesús no estaba impresionado con todo lo que el primer hombre había dicho. Muchas de las cosas que ese hombre había hecho, las había llevado a cabo para impresionar a otras personas. Jesús dijo que debíamos ser humildes, como el segundo hombre. Después de todo, no se puede comparar la bondad nuestra con la de Jesús. ¡No compara la una con la otra!
Padre Celestial, ayúdanos a recordar que cuando contruímos nuestra vida basada en nuestras bondades, estamos encaminándonos a una gran caída. En su lugar, permítenos poner nuestra confianza en tu rectitud, pues es entonces que encontramos favor ante tus ojos. En el nombre de Jesús oramos, amén.