Sermón
La parábola de los labradores
Tema
La parábola de los labradores malvados
Objetos
Libros de historias conocidas
Escritura
Mateo 21:38-39 (NVI) »Por último, les mandó a su propio hijo, pensando: "¡A mi hijo sí lo respetarán!" 38 Pero cuando los labradores vieron al hijo, se dijeron unos a otros: "Éste es el heredero. Matémoslo, para quedarnos con su herencia." 39 Así que le echaron mano, lo arrojaron fuera del viñedo y lo mataron.
Actividades + recursos
¿Les gusta escuchar historias? Cuando era niño, me encantaba cuando mis padres o mis maestros me leían historias. Algunas de las mejores historias que recuerdo aún ahora son "Los tres cochinitos," "Risitos de oro y los tres osos," "El patito feo" y "Caperucita Roja." Sí, sé que estas historia son bastante viejas y tú probablemente tenga una lista de cuentos preferidos. ¿Cuáles son tus cuentos favoritos?
¿Sabes que a Jesús le gustaba contar historias? Las historias que Jesús contaba se llamaban parábolas y las usaba para enseñarle a sus seguidores acerca del bien y el mal, lo que era correcto e incorrecto. La manera en que lo hacía era comparando una conducta buena con una mala o usando ejemplos de la vida que necesitamos aprender. Por ejemplo, probablemente hayas oído la historia, contada por Jesús, del Buen Samaritano. Es la historia de cómo ser bondadosos con otras personas. Otra historia que Jesús contó fue la historia del Hijo Pródigo. Es la historia acerca de un padre que ama a su hijo aún cuando se comporta mal. La Biblia está llena de parábolas que Jesús contó y podemos aprender mucho al simplemente escucharlas.
Nuestra lección bíblica de hoy es una de las parábolas de Jesús. Es la historia de un hombre que tenía una finca. Sembró uvas en la tierra y luego la arrendó (alquiló) a otros agricultores para que trabajaran la viña y la cuidaran para él. Parte del acuerdo que tenía con los arrendados o labradores era que ellos le darían una parte de los frutos.
Cuando llegó el tiempo de cosechar las uvas, el dueño de la viña envió a sus siervos a recoger la parte de la cosecha que le pertenecía. Los labradores que habían arrendado la tierra golpearon a los siervos y mataron a algunos. Ellos, los labradores, rehusaron darle al dueño lo que le pertenecía.
Por segunda vez el dueño envió sirvientes, más que la primera vez, pero nuevamente fueron tratados de igual manera.
Finalmente, envió a su hijo, pensando:"¡A mi hijo sí lo respetarán!"
Pero cuando los labradores vieron al hijo, comentaron: "Éste es el hijo del dueño. Matémoslo, para quedarnos con su herencia."
Jesús le preguntó a los que estaban escuchando la historia: "¿Qué creen que le hará el dueño de la viña a esos hombres?"
"Destruirá a los malvado y alquilará su tierra a otras personas que cumplirán el acuerdo de darle su parte de la cosecha" dijeron los hombres.
En esta historia contada por Jesús, el dueño de la viña representa a Dios. Dios envió primeramente a hombres como Noé, Moisés, David, el profeta Isaías, y a otros para que les contaran a otros el amor que les tenía y llamarlos a que se arrepintieran de las cosas malas que hacían, pero muchos no escucharon. Finalmente, Él envió a su propio Hijo, Jesús. ¿Sabes lo que le hicieron a Él, no? Eso es correcto. Lo crucificaron. Dios les dio una oportunidad. Es más, le dio una segunda oportunidad y aún una tercera. La última oportunidad fue cuando rechazaron a Su Hijo. Él es nuestra última oportunidad también, nuestra única oportunidad de tener vida eterna en el cielo con él.
Amado Padre, te damos gracias por enviarnos a Jesús, tu único Hijo. Ayúdanos a recordar que él es nuestra única oportunidad para recibir la vida eterna. En el nombre de Jesús oramos. Amén.