Sermón
Verdaderamente libres
Tema
Jesús pagó el precio por nuestra libertad.
Objetos
Una bandera de Estados Unidos
Escritura
Juan 8:31-38
Actividades + recursos
Sermon para niños: Verdaderamente libres - 4 de julio (Juan 8:31-38)
¿Alguien me puede decir qué es esto? (Enseñe la bandera y espere a que los niños respondan). Así es, es una bandera de Estados Unidos. La bandera me recuerda que esta semana celebraremos el Día de la Independencia, o 4 de julio. ¿Sabes por qué el Día de la Independencia es tan importante? (Haga una pausa para escuchar las respuestas de los niños). Es un día para reflexionar y celebrar la libertad de nuestro país.
En nuestro país tenemos mucha libertad. Somos libres de venir a la iglesia y rendir culto. Somos libres de elegir lo que queremos ser cuando seamos mayores. Somos libres de elegir dónde queremos vivir, qué queremos comer y todo tipo de cosas día a día.
La Biblia dice que somos libres simplemente porque Jesús dice que lo somos. «Así que, si el Hijo los libera, serán ustedes verdaderamente libres». Antes éramos pecadores, pero Dios nos incorporó a Su familia y dijo que somos verdaderamente libres. No nos costó nada, pero a Jesús le costó todo.
La pena por el pecado es la muerte, pero tú y yo hemos sido liberados de esta pena. Ya no tenemos que pagar nuestros pecados con la muerte porque Jesús pagó la pena por nosotros. En lugar de la muerte, Jesús nos dio el regalo de la vida eterna. Este regalo y nuestra libertad no fueron gratuitos. Jesús pagó el precio con su vida al morir en la cruz.
Esta semana, al celebrar el Día de la Independencia, tomémonos una pausa para agradecer a Dios por la libertad que tenemos al vivir en los Estados Unidos. Pero, lo que es más importante, recordemos dar gracias a Dios por Jesús, que nos ha liberado de pagar el precio de nuestro pecado porque Él estuvo dispuesto a pagar el precio.
Amado Dios, gracias por la libertad que disfrutamos en nuestro país. Te damos gracias por la libertad que tenemos gracias a que Jesús estuvo dispuesto a pagar el precio de nuestro pecado. Amén.